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Día en los juzgados...

Me gustaría compartir con los que seguís este blog una historia bastante personal relacionada conmigo y mi familia, que ayer llegó a su fin después de dos largos años y medio de duración. Algunos de los que leéis esto ya sabéis más o menos lo que sucedía y como yo me sentía por culpa de la historia que ahora voy a contar, así que leedlo también y sabréis como acaba.

El 30 de mayo de 2007 mi abuelo falleció repentinamente. Él tenía contratada una tarifa plana con una de las operadoras de telefonía móvil más populares en España, pero no directamente con ellos, si no a través de la empresa que llamaremos  T, S.A. la cual es filial de E, S.A., famosa aquí por su cadena de grandes almacenes.
Como cuando una persona fallece ha de hacerse mucho papeleo y tampoco se está en condiciones de hacerlo, pasaron dos meses sin que nos diésemos cuenta de que se estaban pagando los recibos de dicha tarifa plana. Se llamó directamente a la operadora de telefonia y se dio de baja el número de teléfono. Y además, por si acaso, se dieron instrucciones a la entidad bancaria de que no se pagara ningún recibo más de ese teléfono.

Al poco tiempo, empezamos a recibir llamadas de la empresa T, S.A. reclamando el pago de recibos  que estaban siendo devueltos. En todas las llamadas se les informaba que el titular de la línea había fallecido y que ellos mismo podían comprobar que el teléfono no se estaba ultilizando. Un día, se habló con una chica muy amable y comprensiva de T, S.A. que nos comunicó que no se había dado correctamente de baja la línea, pero como constaba que el titular había fallecido, no pasaba nada, que ella lo arreglaba y el tema se solucionaba.
Obviamente la cosa no se solucionó ahí, si no que siguieron llamando. Porqué? Pues porque lo que parece ser que hace la empresa T, S.A. es adelantarle los pagos a la operadora...así que por mucho que se diera de baja una línea un mes en concreto, los siguientes meses ya los había pagado T, S.A. (y sinceramente, ese ya no era nuestro problema...).
Finalmente, pasado más de un año, ya cansados de tanta tontería y de que ensuciaran el nombre de mi abuelo día sí y día también, se acordó con el que llamaremos Sr. X que se pagaría toda la deuda y finalmente, para nuestro descanso y el de mi abuelo (porque así lo sentíamos, que no estaba en paz) todo terminaría. Mi madre fue a una de las oficinas de E, S.A. y pactó cubrir esa supuesta (e injusta) deuda en cuatro pagos y el tema quedó zanjado. A estas alturas me gustaría recordar lo que he dicho unas líneas más arriba de que esta empresa tenía pagados los meses por adelantado, así que en el momento de acordar la cancelación de la deuda, la empresa ya era consciente del importe TOTAL "adeudado".

Pasó el tiempo y, no os lo perdáis, de pronto llegó una notificación para mi abuelo (que ya llevaba más de un año muerto) comunicándole que había sido demandado por T, S.A. por -es que no me río porque el cabreo me puede más- el impago de cuatro meses que corresponden a los 4 posteriores a la fecha en la que mi madre pactó saldar la deuda. Mi madre, obviamente, fue corriendo a poner un recurso que, si lo leyeseis os entraría la risa al imaginar como una gran empresa como la demandante puede ser tan patética.
La cuestión es que finalmente, por algún motivo que desconozco (en realidad no, pero prefiero no meterme con el sistema judicial), llegó otra notificación en la que informaban a mi abuelo que las acciones realizadas desencadenaban a un juicio verbal (¿¿a un fallecido??).

Y eso nos lleva al día de ayer, 24 de noviembre de 2009. Mi madre y yo nos presentamos en la ciudad de la Justicia imaginándonos la cara del juez cuando, al pronunciar el nombre de mi abuelo, claro está, se levantara mi madre. Antes que nada, deciros que ese sitio es un poco caótico hasta que le coges el tranquillo. Primero tienes que ir al juzgado que te toca a confirmar (aunque ya te lo ponga en la notificación) la sala de vista y eso. El chico que nos atendió, el pobre, no se fijó muy bien que juicio era y nos envió a la sala, que era la correcta. Pero se acercaba la hora y nadie venía...y eso era raro. Al final, un señor muy amable de la sala de togas me facilitó el teléfono del juzgado, donde habíamos estado antes, y nos dijeron que el juicio hacía tiempo que se había suspendido. Volvimos a éste, y el chico que nos había enviado a la sala nos pidió mil disculpas y nos enseñó el motivo por el que se había suspendido el juicio: El día 3 de noviembre, los abogados de T, S.A. solicitaban la suspensión del juicio y, esperad que lo pongo en grande

el archivo del caso por el reciente conocimiento de que el demandado había fallecido (cuando tienen su certificado de defunción desde diciembre de 2007).

Ahora yo les digo a T, S.A....podría insultaros y descargar toda mi rabia acumulada hacia vosotros, pero eso sería trataros mejor de lo que os merecéis. Porque no hay nada peor, NADA, que acusar a una persona que no puede defenderse por sí misma y mucho menos si ésta persona esta muerta. Porque os creéis muy listos haciéndoos los locos y reclamando cosas mientras se pagan, pensando que la gente es idiota y no se guarda  una copia de cada papel de documentación facilitada y entregada, así luego poder ir sacándole el dinero indefinidamente para que, cuando no quieran pagar, tener la cara dura de llegar a demandar. Porque ni siquiera os habéis disculpado por tal falta de respeto. Porque, cuando visteis que se acercaba un juicio en el que estaba claro que os harían pagar las costas de éste, os quedaríais sin cobrar la mísera cantidad por la que nos demandabais (e incluso, dependiendo del juez, tendríais que devolver la cantidad anteriormente cobrada), os echasteis para atrás. Porque lo sucedido ha sido tan patético e indignante que te entra hasta risa e incredulidad cuando lo cuentas.

Solo dad gracias a que no tenga dinero para pagarme un abogado, y bueno. Podéis darlas, porque NADIE se mete con mi abuelo. NADIE le hace quedar como un miserable moroso, cuando ha sido la persona más trabajadora, honrada y culta que jamás he conocido y la que más ha influido para bien y para mal en la clase de persona que soy.
Dos malditos años y medio manchando injustamente su nombre por una chorrada y un error VUESTRO.

Sólo os diré una cosa, porque sé perfectamente que es lo que él os diría si pudiera: sou uns imBÈcils. [no creo que necesitéis traducirlo, pero es "sois unos imBÉciles", frase más característica de mi abuelo, sobretodo por el énfasis en el BE..que crack XD].





5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece estar oyendo como lo dice "...sou uns imBEcils..." y además es una de las veces en que le doy plenamente la razon.

Irene Adler dijo...

Puafff vaya tela. Ánimo y besazos.

Raquel dijo...

No hay palabra que lo describa >.<

Nicky dijo...

Ya lo has dicho en el parrafo final.. q mas se puede añadir??

Chus dijo...

Qué fuerte, María. Yo, además de una falta de respeto absoluta por parte de la empresa de cobros, veo una super-incompetencia administrativa. ¿Qué pasa? Que este tipo de empresas, ubicadas en call-centers, en su mayoría, tienen una forma de trabajar típica de éstos. Post-it's y más post-it's enganchados en la pantalla del ordenador de la persona que llama, indicando las palabras que no deben decir y las 'chuletas' de los programas que utilizan, entre otros. Y entre tanto post-it, junto con la cantidad de estrés acumulado que llevan por SOPORTAR a ciertas personas que sí son morosas y que les insultan, el teleoperador se encuentra PRESIONADO y HUMILLADO, tanto por sus superiores como por las personas a las que llama para cobrar deudas. No intento excusar el comportamiento de ciertas personas que tuvieron contacto contigo, NI MUCHO MENOS EL DE LA EMPRESA, pero sí ponerme entre medio de ambas alambradas e intendar entender el por qué de todo este 'mamoneo'. Un besito, María.
Chus

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